jueves, 8 de octubre de 2009

RESEÑA DE LIBROS

La pequeña aldea

Prestigiacomo, Raquel y Fabián Uccello. La pequeña aldea: Vida cotidiana en Buenos Aires 1800-1860. Buenos Aires. Eudeba, 2001.

Raquel Prestigiacomo es profesora y licenciada en Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA), docente universitaria de la cátedra de Semiología, docentes secundaria, investigadora, escritora y dramaturga. Publicó, entre otros, los siguientes libros: Crónicas del olvido (Corregidor 1994, en coautoría), En busca de la revista perdida, Historia del teatro de revista (Colihue, 1995), La ventana discreta, introducción a la narrativa fílmica (Atuel 1998, en coautoría).
Fabián Ucello es investigador de Historia social argentina, anticuario, dramaturgo y actor. Fue convocado para disertaciones, debates y charlas sobre "Vida cotidiana en Buenos Aires entre 1580 y 1980" por diversas instituciones como, por ejemplo, la Feria Internacional del Libro (2002 y 2003), la Manzana de las Luces, la Librería de Ávila (antigua Librería del Colegio), entre otras. Desde 2000 es profesor invitado en la materia "Introducción al conocimiento de la sociedad y Estado", del C.B.C de la Universidad de Buenos Aires.
Desde 1995, ambos son directores, productores y autores de las obras del Museo Viajero.
Con La Pequeña Aldea, los autores intentan dar a conocer minuciosamente la vida de los años de la Revolución de mayo, desde la cocina hasta las reuniones sociales, desde los bailes a las corridas de toros, sin dejar de lado la importancia de la comida, los recursos médicos, los juegos y entretenimientos infantiles.
El libro está dividido en tres partes totalmente desiguales en cuanto a cantidad de páginas, la primera pretende mostrar la vida cotidiana: clases sociales, costumbres, gustos culinarios, modas, vestimentas, lecturas, paseos, diversiones. Ésta tiene una extensión mucho mayor a la segunda, cuenta con alrededor de 70 páginas frente a 30.
La segunda intenta mostrar cómo era la ciudad en la cual vivía aquella gente y de qué modo se comunicaba con el resto del país: la Plaza de Mayo, los barrios periféricos, las rutas de salida, los viajes y el transporte.
La tercera y última está fuera del corte temporal, aunque remite al comienzo de todo, a un sueño, al de Juan de Garay.
Las fuentes a las cuales han recurrido los autores pueden dividirse en dos grupos. El primero está constituido no solo por autobiografías y memorias de testigos de la época, como Lucio V. Mansilla, José A. Wilde, Antonio Beruti, Manuel Belgrano, Vicente G. Quesada o Mariquita Sánchez, sino también por los relatos de los viajeros extranjeros que vinieron al país entre 1650 y 1870. Al segundo grupo lo componen las más recientes visiones historiográficas de autores argentinos y extranjeros: Juan C. Caravaglia, Jorge Gelman, Tulio Halperín Donghi, Susan Socolow, entre otros.
Generalmente, la historia argentina nos ha hecho conocer a sus próceres, hazañas, sus grandes ideas y nos ha hecho ver sus rostros en retratos de la época. Pero poco sabemos acerca de cómo se vivía la vida de todos los días en el Río de la Plata. ¿Cómo era la ciudad, sus calles, sus transportes? ¿Cómo vestían los hombres y mujeres de la época virreinal? ¿Qué comían? Este libro, como pocos, consigna abundante información acerca de los detalles cotidianos de la vida en la sociedad.
Los autores, a lo largo de todo el libro, han logrado combinar conocimientos históricos muy profundos, con una exposición muy sencilla y amena, en algunos casos, demasiado sencilla, llegando quizá a un nivel secundario y no académico, pero logrando que tanto las cosas rústicas o groseras como las complicadas de la alta política, se vean reflejadas en lo cotidiano.

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